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sábado, 25 de mayo de 2013

Bérénice Bejo, una actriz en continuo movimiento


Tras el éxito de "The Artist" a Bérénice Bejo no le llegan cientos de guiones y, sobre todo, ninguno interesante desde Hollywood, pero se muestra encantada de participar en películas más pequeñas como "Le passé", de Asghar Farhadi, con la que compite en Cannes.
"Cuando 'The Artist' fue estrenada en Francia, algo cambió porque los productores y directores confían un poco más en mí (....), pero no abro mi puerta y me encuentro cientos de guiones".
Y sobre todo, "ninguna oferta interesante de Hollywood", algo que no solo no la obsesiona -"las historias americanas no encajaban conmigo", asegura-, si no que agradece. "Creo que mi vida va en la misma dirección que antes y eso es genial".
Pero si llega una buena historia, con un buen director y buenos actores, "estaría loca si dijera que no", afirma rotunda, moviendo mucho las manos y con un rostro que no para de cambiar de expresión.
Relajada y sonriente, Bejo habla con cinco medios de comunicación, entre ellos Efe, tras presentar en Cannes la última película de Farhadi.
Una historia sobre el peso del pasado cuando hay elementos escondidos de él, cosas que no han salido a la luz y que afectan profundamente a una familia cuya cabeza de familia es Marie, el personaje interpretado por Bejo.
Todo lo contrario a la vida personal de Bejo. "Me encanta mi pasado, mis recuerdos, incluso las cosas malas, creo que me he construido a mí misma con mi pasado".
Un pasado que tiene mucho que ver con Argentina. Nacida en Buenos Aires hace 36 años, la actriz se trasladó con su familia a París cuando apenas tenía tres años, pero en el país latinoamericano viven su hermana, sus sobrinos, tíos y primos.
Viaja allí a menudo y habla español, un idioma que intenta transmitir a sus hijos -Lucien y Gloria, los primeros de su familia que no son argentinos- y que habla con sus padres, Miguel y Silvia.
Su padre era realizador de cine, aunque lo dejó antes de que Bérénice naciera, y su madre abogada. Una pareja con grandes inquietudes culturales, de los que ha heredado el gusto por la lectura, la escritura o el arte.
Lo que le llevó de forma natural a la interpretación, profesión en la que empezó con 17 años cuando respondió a un anuncio de un periódico y consiguió un pequeño papel.
"Siempre quise actuar, siempre se lo dije a mis padres, completé mis estudios pero iba a cursos de teatros, siempre he estado enamorada del cine, me meto de lleno en las películas, lloro, río, grito", explica la actriz, que habla tanto con su voz como con sus ojos o sus manos.
Peor aunque siente pasión por su trabajo, le molesta no ser capaz de hacer otra cosa.
"Me gustaría ser una buena bailarina o pintora, algo más. Me siento triste cuando veo actores que pueden hacer muchas otras cosas y hacerlas bien", pero ella se contenta con tomar fotos o escribir notas personales con sus pensamientos o anécdotas referidas a sus hijos.
Aunque intentó escribir, junto a su padre. Fue bonito, explica, porque "compartí algo con él durante un año pero fue un desastre, no sé si volveré a intentarlo".
Tampoco se plantea pasarse detrás de la cámara porque su marido sea el realizador Michel Hazanavicius, que la dirigió en "The Artist". Ha aprendido mucho con él sobre el proceso de creación de una película, además de a respetar más el trabajo de todas las personas porque lo entiende mejor.
Pero prefiere que sea él quien dirija y dé las órdenes, aunque solo en los rodajes, porque en casa la que manda es ella. "Yo soy más bien el jefe y ordeno qué hacer", asegura entre risas.
Una alegría y optimismo que hacen que haya sido la Peppy Miller de "The Artist" el papel más cercano a su personalidad. "Michel lo escribió para mí y hay tantas cosas buenas (...). Me gusta conservar el lado positivo de las cosas y no siempre es fácil cuando te conviertes en famoso y hay tanta tensión que quieres mandar a todo el mundo a paseo".
De su futuro, habla con pasión de su nuevo proyecto, un melodrama que dirigirá su marido y que se desarrolla durante la invasión de Chechenia, en el que interpretará a una trabajadora de la ONU, y asegura no tener el sueño de trabajar con alguien en concreto.
Aunque reflexiona, tuerce la cara y reconoce que adora las películas de Ang Lee. "Me encanta su energía, es muy sabio e inteligente. Sí, creo que debería cogerme para una película", afirma divertida.
Y más allá del rodaje y la preparación de las películas, reconoce que no le gusta tanto la parte de la promoción ni la obsesión por el aspecto y los vestidos, algo que solo asume como parte de su trabajo.
Pero pese a todo, afirma: "Me siento afortunada, he tenido suerte durante toda mi vida".

epa 



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